La Iglesia de la Encarnación de Íllora se empezó a construir en 1541, con las obras de la capilla mayor y la torre bajo la supervisión de Diego de Siloé, sobre un solar que fue probablemente ocupado por una mezquita primero y por una iglesia mudéjar después. Durante los siglos XVII y XVIII se construyen las bóvedas de la nave y el coro, trabajos atribuidos a Juan de Maeda. El estilo que predomina en el templo es renacentista, pero mantiene ciertas pervivencias góticas.
Artísticamente hablando estamos ante un templo sobrio pero monumental, con dos portadas que permiten el paso al interior, la situada a los pies, más antigua, fue realizada por Juan de Maeda.
La lateral, de estilización manierista, destaca por el grupo escultórico de la Anunciación, dos imágenes de bulto, colocadas de forma clásica y con gran expresividad. El templo es de nave rectangular, dividida en cuatro tamos por pilastras que rematan en una cornisa que recorre toda la iglesia. La torre que se alza detrás de la cabecera es un simple prisma alto y macizo.
La iglesia de la Encarnación está inscrita en el Registro General de Bienes de Interés Cultural desde el 20 de marzo de 1980.
DATOS CURIOSOS
El Archivo de la iglesia Parroquial de Íllora es bastante rico y contiene documentos desde el siglo XVI, pero hasta los años 70, esta riqueza documental no se conocía, ya que todo el fondo antiguo del archivo estaba oculto, escondido, no se sabe por qué razón, tras un hueco en el muro de una de las capillas. Fue Cristóbal Martín, el sacristán, quién lo encontró y lo rescató de las décadas que este tesoro de piel y papel había pasado en el olvido.
BIOGRAFÍAS DE MUJERES EN EL ARCHIVO ECLESIÁSTICO
En el archivo descubierto en los años 70 existe una importante documentación de la que se puede extraer información referente a la esclavitud de los moriscos. Entre ellos están las biografías de una gran cantidad de mujeres y niñas llegadas a Íllora que fueron compradas como esclavas tras la rebelión de las Alpujarras del año 1568, como le ocurrió a la morisca Magdalena, comprada por Antonio de Rozas, vecino de la villa de Íllora y que había participado en dicha Rebelión. Magdalena fue comprada junto con su hija Xinexa, quien poco después de su llegada a Íllora, según indican los documentos, fue vendida por 10 ducados y separada de su madre. Magdalena, al menos tuvo otro hijo llamado Baltasar, cuya acta bautismal se conserva e indica “Baltasar hijo de Magadalena Cabtiva de Antonio de Roças. No se le conoció padre.” Magdalena es una de las decenas de mujeres cuyas biografías están documentadas en el Archivo Eclesiástico, y que se pueden estudiar a través de los trabajos de D. Antonio Verdejo Martín.
