El Castillo de Íllora es una fortaleza árabe que se comenzó a construir, según los estudios cronológicos realizados, durante el periodo califal (s. IX-X) y sirvió de bastión defensivo durante la Reconquista frente a Castilla dentro del sistema fronterizo. Su especial situación estratégica, desde la que se divisa toda la vega Granadina y su continua conexión con los Castillos de Moclín y Montefrío a través de la red de torres defensivas, le llevaron a ser considerado el ojo derecho de Granada.
Está organizado en tres recintos a distinto nivel: la villa, la alcazaba y el arrabal. La villa, donde se situaban las viviendas, se caracteriza por la puerta de entrada, cuyos cimientos son de época califal y sufrirá continuas modificaciones, pasando de ser de un sencillo arco de herradura apuntado a la actual puerta en recodo de época nazarí. El segundo recinto, la alcazaba, que mantiene un fuerte carácter militar, se encuentra en la zona más alta del recinto. Tiene planta irregular y está defendido por seis torres. Finalmente, el arrabal, con planta casi triangular y situado en la zona suroeste, está defendido por dos torres semicirculares y macizas.
El Castillo de Íllora está inscrito en el Registro General de Bienes de Interés Cultural desde el 22 de junio de 1993.